sábado, 28 de agosto de 2010

Adiós Mexicana de Aviación...




Amanezco con la noticia de que Compañía Mexicana de Aviación suspende operaciones hasta nuevo aviso después de 89 años de dar un excelente servicio a México. En realidad no se ni que quiero pensar al respecto. El proceso en el que ha entrado Mexicana el último mes se ha vuelto un desgaste emocional que no había contemplado. Sinceramente no pensé que esto fuera afectarme de forma directa. Al final del día solamente soy un Piloto Privado que no ha empezado ni sus horas para ser piloto comercial. No llevo ni el 20% de mi carrera, sin embargo el aparente fin de Mexicana de Aviación supone una preocupación o afectación más directa de lo que en realidad debería de ser.

La situación me afecta en varios niveles. Mi abuelo fue piloto de Mexicana durante la gran mayoría de su vida. Mi abuela, mis tíos y mi mamá tienen millones de historias al respecto. Lamentablemente yo nunca tuve el gusto de conocerlo, definitivamente creo que me historia sería completamente distinta. Sin embargo crecí en su casa, llena de aviones, libros, fotos, todo relacionado con la historia de Mexicana.

La curiosidad de ser piloto creció en mi de una manera rara. En realidad yo de niño jamás quise ser piloto, sin embargo siempre jugaba a los aviones. De la nada me nació la curiosidad de comprarme un Flight Simulator del que me volví adicto hasta la fecha. Incluso llegué a empezar una carrera en la cual no era del todo feliz. Aún así, yo quería trabajar en una aerolínea y ser un gran empresario aeronáutico. Ser un gran jefe como Richard Branson o Gordon Bethune. Eso si, nunca piloto. Pero las cosas en la vida siempre se dan de una manera muy extraña y un poco creo que tuve un punto de quiebre bastante importante. No resistí más y tuve que aceptar que lo que siempre había querido era volar. La decisión no fue fácil y la forma de hacerlo iba a ser aún más complicado. Después de que mis papás me habían pagado ya la carrera, pagar ahora la de piloto era una negativa familiar. Nadie en mi casa me apoyó, ni mucho menos mi familia que viene de mi abuelo piloto. Hoy en día mi mamá es la más feliz con el tema, incluso ella me está financiando la carrera completa. Bueno, de hecho es mi abuelo...

Ya dado el panorama, un año después de tan grande decisión todo pinta a que en realidad fue una pésima decisión. Desde el 1 de septiembre del año pasado no se expiden licencias para piloto comercial, problema que claramente no me dejaría terminar mi carrera. Y a casi un año del problema de la licencia se viene la quiebra de la aerolínea más importante del país. El panorama para la aviación mexicana es desolador. El problema de Mexicana me lo he tomado casi personal (cosa que probablemente no debería de hacer). Pero tras varios años de crecer con Mexicana y traerla casi en la sangre, sentía que yo debía también trabajar en Mexicana y seguir con la tradición familiar. Para mi hablar de mi abuelo es ahora motivo de orgullo y de honor. Nunca en mis 23 años de vida anteriores había tenido tanta relevancia mi abuelo como lo ha tenido este último año y medio. En cuánto me dieron mi licencia de Piloto Privado fui corriendo a ASPA a ser parte del sindicato que el fundó hace 58 años. Me encantó presumir quien fue el y qué hizo.

La suspensión de operaciones de Compañía Mexicana de Aviación me pone en una situación confusa. Me entristece muchísimo porque siento que lo único que me ataba a mi no-conocido abuelo era esa empresa que el junto con otros grandes pilotos hicieron crecer y poner el nombre de México en alto. Muy en el fondo de mi ser tenía la esperanza de trabajar en Mexicana de Aviación. Imaginé mucho tiempo que seguramente lloraría de emoción el día que me sentara en la cabina para mi primer vuelo ahi. La desaparición de esta aerolínea representa una esperanza perdida. Me imagino que tira un poco la ilusión que sembró mi abuelo en mi sangre. Porque la verdad de todo esto es que no encuentro un motivo que me ate directamente a esta gran aerolínea más que el seguir los pasos de aquel hombre.

Hoy tras recorrer los pasillos del aeropuerto y ver la tristeza que emana del área de Mexicana, me puse a pensar en que es lo que realmente me deparará el destino. Sinceramente no le hago el feo a ninguna aerolínea si es que mi pasión es volar. Como le he dicho a varios de mis compañeros, en esta profesión e industria se necesita amor al arte más que amor a la camiseta. Si lo mío es volar, volaré. Estoy seguro que en la (o las) que me toque trabajar seré feliz volando porque esto es lo que quiero hacer. Me voy a divertir haciendo mi trabajo. Yo no vine a ser una persona seria con la vida, vine a sacar lo mejor de ella, a divertirme, a disfrutarla y a ser una persona mejor y más completa día con día. Quiero viajar, quiero conocer, quiero comprar, quiero sentir, quiero aprender más.

Aún estoy a 140 horas de poder siquiera pensar en trabajar en alguna aerolínea como piloto. El conflicto de Mexicana me preocupa porque no imagino el desempleo que esto puede generar y las enormes filas para pedir trabajo que esto va a ocasionar.

Como bien dice mi mamá, hoy no es día para sentarme a llorar por Mexicana porque no me corresponde hacerlo. Es el día para aprender, tomar nota y seguir adelante por un camino que aún tengo que recorrer y que promete sacar uno de los mejores momentos de mi vida. Hoy a mi me toca disfrutar mis horas de vuelo en una avioneta de 4 pasajeros. Me toca disfrutar todo lo nuevo que voy a aprender y por crearme una nueva ilusión, me toca formarme como un gran piloto y como un futuro gran profesionista en la industria.

Hoy por hoy, solo puedo esperar a que las cosas salgan bien para una compañía que merece la gloria y no la ruina. Esperar el bien de todos sus empleados, que día con día trabajan con amor al arte.

Mantener la ilusión de que yo podré trabajar en una empresa de calidad y de orgullo. Y si no es el caso, mantener la ilusión y el gusto de ser piloto.


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